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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 694
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Capitulo 694 Marisol se aclard la garganta, incémoda, y desla conversacion, “Terminaste con el paciente?” Antonio, con las manos en los bolsillos de su bata blanca, se acercé con una pereza que contrastaba con su seriedad anterior. ‘Si, uno de los posibles rechazos postoperatorios, nada serio.” “Ah.” Marisol asintié simbolicamente.

Antono volvié a su silla, sino que se acercé a ella, sentandose en la mesa con una pierna cruzada, una pose desenfadada y ligeramente seductora.

15328022 Extendi6 un brazo largo y con facilidad atrajo su silla hacia él, mirdndola desde arriba, “Sefiora Pinales, ;ha venido a hacer una visita de inspeccion esta noche?” “No!” Marisol se ruborizé ante su tono burlén y se obligada a contestar, “En realidad... vine a traerte algo...” “iQué?” Antomostré interés.

“No es nada...” dijo Marisol, titubeante.

Ante su mirada insistente, ella dejé de esconderse y habl6 sinceramente, “Compré una camisa. Mira, aqui esta, era muy barata, cien pesos cada una. Si no te gusta, lo puedes tirar.” Con eso, Marisol sacé de su bolso la camisa de hombre que habfa escondido.

La camisa, envuelta en plastico transparente, era de un color gris carbén, sencilla y sin marca, de disebasico y sin nada especial.

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Marisol sintié su corazén hundirse, ya no tenia esperanzas.

Desde que Carla sac6 la suya, Marisol habfa decidido no H.. la suya, pero Antola habfa preguntado, “No importa, si no te gusta. A mi tambiéngusté la que trajo la sefiorita Carla, se ve de calidad. La vi en el centro comercial, pero no tengo tanto dinero como ella, te queda bien, no como esta...” Marisol no habfa terminado de hablar cuando que él se levantaba y se quitaba la bata, seguido de la bata quirdrgica verde que tenfa debajo, dejando al descubierto su torso desnudo, ella también se puso de pie y le dijo: “jOye, qué estas haciendo!*.

Su expresién era serena, “jVoy a probar la camisa!” “..."” Marisol apreté los dientes, ;en qué pensaba ella? Mientras hablaban, Antoya se habia puesto la camisa y empezé a abrocharse los botones frente al espejo.

gusta,” dijo con una sonrisa perezosa.

Antole lanzé una mirada seductora, “Finalmente te comportas como una esposa.” 00000: Marisol sintié su corazén acelerarse con su Ultima frase, como si un pequefo tambor golpeara dentro de ella. Lo observé ajustarse los pufios y pregunté con duda, “;De verdad te gusta?” Si, confirmé Antonio.

Viendo su sonrisa llegar hasta los ojos, Marisol se sinti6 aliviada, pero ain insegura, “Pero esa camisa es barata, y sé que sueles usar marcas. Esta no tiene marca, la compré en descuento en una tienda callejera, mientras que la que trajo la sefiorita Carla es de una boutique cara y de edicién limitada...” “Como pueden ser lo mismo, si la compraste ti?” interrumpié Antocon voz profunda.

“..."” Las pestafas de Marisol temblaron.

(Solo porque ella la comprd, era diferente? Pretendiendo ser casual, desvié la mirada, tomando una bocanada de aire, cada célula de su cuerpo se regocijaba Bajo la luz, su figura en forma de V, sumada a su rostro distinguido, hacia que incluso una camisa comun luciera con estilo. Definitivamente, quien es guapo se ve bien con cualquier cosa.

0 Capitulo 694 Marisol miré la camisa olvidada sobre la mesa, “;Y qué hacemos con la que trajo la seforita Carla? ‘La proxima vez que vaya al pueblo, se la daré a tu Jordi,” dijo Antocon una sonrisa.

*... Marisol se quedé atonita.

Estaba bien si fuera de ochenta pesos, pero si supiera que costd ocho mil, el Jordi seguro lo colocaria en el altar para rendirles culto.

Antole hizo una sefial con la mano, “Ven aqui, ayida quitala camisa. No se puede llevar esto durante el horalaboral en el hospital.” En circunstancias normales ella no le habria prestado atencién, pero en ese momento, al ver que llevaba puesta la camisa que ella habia comprado, y con esos ojos color avellana tan seductores, no pudo evitar acercarse.

Al estar cerca, podia oler el aroma fresco de la tela nueva.

Marisol se puso de puntillas y empezd a desabrochar uno por uno los botones de su camisa.

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Antotenia una postura relajada y desenfadada, mirandola bajar la vista a sus movimientos, no pudo evitar pasar su mano por su cabello corto, su nuez de Adan se movié ligeramente, “Sefiora Pinales, deberias dejarte crecer el cabello.” “iPor qué?” pregunté Marisol, alzando la vista.

Antopasé sus dedos entre sus mechas, y sus ojos destilaban picardia, gustan las melenas largas, se siente diferente cuando rozan el cuerpo.” Pero no era solo eso, la razén principal es que le encantaba acariciar su cabello; aunque muchos hombres prefieren el cabello largo, él no era tan particular en ese sentido. Simplemente pensaba que si lo dejaba crecer, podria disfrutar acariciandolo por mas tiempo.

iQué mania tan extrafa! Marisol pensé para si misma después de escuchar sus palabras, pero su rostro se sonroj6, “;Podrias dejar de decir esas cosas todos los dias?” “jClaro que si!” Antorespondié de inmediato, pero al segundo siguiente mordisqued su oreja, “De hecho, quiero hacerte el amor ahora mismo.” Marisol se encogié de hombros, avergonzada, y traté de empujacon su mano entre su pecho.

Pero Antoatrap6 su mano y avanzo su cuerpo, presionandola contra el espejo de la puerta del armario, su voz era intencionadamente baja y tentadora, “Sefiora Pinales, jno vuelvas a casa esta noche!” El cuerpo de Marisol se tensé al sentir el calor de su aliento.

Su vista se fijo en los botones de la camisa, todos ya desabrochados, y la luz del techo se derramaba sobre su piel bronceada, creando un patron de luces y sombras. Mas alla de él, pudo ver que la puerta estaba cerrada con llave, algo que él habfa hecho al regresar hace un momento.

iEste hombre definitivamente habia planeado todo esto! Quizas el ambiente de la noche era demasiado calido y encantador, y Marisol se dejé llevar por un momento de confusién, asintiendo, “... Esta bien.” Después de decirlo, realmente se sinti6, avergonzada, especialmente al ver cémo sus cejas se alzaban con sorpresa.

La mirada persistente de Antola hacia sentir incémoda, asf que resuelta a tomar la iniciativa, levanté su cabeza y besé sus finos labios.

La batalla se desaté por completo al instante.

El beso tempestuoso de Antocafa sobre ella, y ella casi se sostenfa en puntillas para soportarlo. Pero justo cuando su mano comenz6 a acariciarla, Marisol se puso nerviosa y de repente sinti6 algo inusual en su cuerpo.

Con anos de experiencia, temblé al hablar, “Antonio, creo que... ha llegado la menstruacién!” Antose detuvo en seco, y el calor en sus ojos avellana se apagé de golpe.

Frunci6 el cefo, su nuez de Adan se movi6 arriba y abajo un par de veces, y extendié la mano diciendo, “Déj21:38 # Capitulo 694 comprobarlo, jnoengafes!” Capitulo 695