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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 696
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Capitulo 696 En la vida real ella también habia visto esas tarjetas negras.

EIST. Castillo le habia regalado una a su amiga intima antes de romper, cuando todavia estaban en la fase dulce de su relacién. En ese momento, Marisol la miraba con envidia, incluso la habia guardado en su billetera para disfrutar de la sensacién.

Su primera reaccion fue preguntarse cémo un médico como él podria tener una.

Pero luego, reconsiderd. No era un médico cualquiera, y tener tal tarjeta negra era bastante normal para alguien de su estatus. Después de todo, era un simbolo de identidad.

212222222225 Antoparecié complacido por su reaccién, soltando una risa baja y seductora. “;No dijiste que la camisa que Carla trajo también la habias visto en la tienda? La proxima vez que suceda algo asi, jpuedes usar la tarjeta directamente!” Aunque no habfa dicho mucho la noche anterior, Antoera perspicaz. Seguramente habia adivinado que queria pagar, pero se habfa encontrado con poco dinero y encima tuvo que enfrentar la actitud de nifia rica de Carla. Marisol se emocion6 al ver la tarjeta negra, incluso pensando que finalmente habfa un hombre que le daba una tarjeta asi.

Sin embargo, se la devolvié. “iNo puedo aceptarla! Acabas de pagar una gran deuda para la familia de mi tia Perla, y quién sabe cuando la policfa recuperara el dinero. jNo puedo tomar tu tarjeta!” “Pero témala“, insistié6 Antonio, presionando la tarjeta en su pequefa palma. Sus ojos de durazno brillaban con profundidad, su tono de voz era tan natural. “No olvides que somos esposos. ;No es lo también tuyo?” Marisol mordié su labio.

Antonio, con una sonrisa maliciosa y ojos entrecerrados, se acercé, “Marisol, si no la tomas, veras si no te hago el amor ahora mismo”. [x] “iPervertido!” Marisol retrocedié con un grito ahogado.

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Era un momento especial para ella, y pensar en hacer “eso” en tales circunstancias era simplemente malvado.

Sin embargo, sosteniendo la tarjeta en su mano, Marisol sentfa un peso considerable. El habia dicho que eran esposos, que lo suyo era de ambos...

La maiiana en el hospital estaba bien animada. Caminando por el puente, Marisol acariciaba todavia el borde de la tarjeta negra, tan sumergida en sus pensamientos que chocé de frente con alguien.

Al mirar hacia arriba, las dos personas que se disculparon al mismo tiempo sonrieron.

Gisela, sosteniendo un recibo en sus manos, levanté una ceja bromeando, “Marisol, (de donde vienes con esa ropa desordenada?” “iNo empieces con tus ideas locas, mi ropa esta perfecta!” Marisol grufié.

“iPasaste la noche con el Dr. Antode guardia?” Gisela adiviné de un vistazo.

“Si... Marisol asintié incémoda, y rapidamente traté de cambiar de tema, “Basta, no es lo que piensas. Gisela, (ta estabas en el hospital anoche también, acompafiando a Nina?” 1 Gisela asinti6 mientras caminaba con ella hacia la salida, “Sf, ya fijaron la fecha de la operacion, sera el proximo lunes.” “Gisela, ;como va lo de la custodia de Nina? El juies pasado mafiana, verdad? Siento mucho no haber podido ayudarte mas,” Marisol dijo con un tono de disculpa.

Habia intentado hablar con Antoal respecto, pero no parecia haber tenido mucho efecto, y Hazel estaba muy empefada en obtener la custodia.

Marisol habia consultado incluso con un compafero de la universidad que estudiaba derecho; dadas las circunstancias tan dispares entre ellos dos, la situacién no parecia favorable para Gisela, y las posibilidades de ganar el juieran minimas. Ella también estaba preocupada.

Pero Gisela simplemente neg con la cabeza, “Hazel retiré la demanda.” Marisol se sorprendio, ¢Retiré la demanda? ;Entonces ya no hay que ir a juicio?” “SC responGisela en voz baja.

“Eso es genial es una buena noticia! Gisela, finalmente no tienes que preocuparte de que Nina sea arrebatada, ta y tu hija no tendran que separarse,” Marisol dijo emocionada, pero noté que la cara de Gisela no mostraba alegria, sino que estaba cubierta por una sombra, y funcié el cefio, “;Qué pasa, pareces alin mas preocupada?” “No, tienes razon es algo bueno... Gisela negé con la cabeza, pero su voz se volvié mas suave que antes, como si no quisiera preocuparla, toméandola del brazo mientras hablaba, “Vamos, que vamos a llegar tarde al trabajo.

iCompremos una arepa en el camino!” La vida es impredecible, y la relacién entre Violeta y el Sr. Castillo, que habia sido un vaivén constante, parecia haber terminado definitivamente esta vez. Marisol todavia pensaba que, como en ocasiones anteriores, acabarfan reconciliandose, pero Violeta ya le habia informado de su decision de dejar Costa de Rosa.

Marisol no pudo evitar suspirar, sintiendo lastima por ambos.

Parecian tan bien juntos, y sin embargo, habian llegado a este punto.

Marisol sacudié la cabeza, suspirando de nuevo frente a la pantalla de la computadora. Su compaiiero de trabajo golped el tabique entre ellos y, asomando la cabeza, le dijo, “Por cierto, Marisol, esta es la informacién de alquiler de casas quepediste que averiguara. jHe anotado el alquiler y los contactos!” “Muchas gracias!” responella, levantandose para recibir la informacion.

“No hay de qué, somos compafieros,” dijo él con una sonrisa y, de paso, pregunté, “;Para quién estas buscando casa?” Marisol hizo un gesto con la mano, “A nadie, solo estoy curioseando.” Se sentd de nuevo y comenzd a revisar los papeles. No habia mencionado que, en realidad, era ella quien buscaba un nuevo lugar para vivir.

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Ademas de sentir pena por la relacién de Violeta, Marisol también estaba lidiando con una situacién complicada.

Antes no era un problema, pero ahora que Violeta habia decidido irse al extranjero, parecia inapropiado seguir viviendo alli. Aunque el Sr. Castillo habia dicho que podia quedarse sin condiciones, ella preferia irse y devolverle la casa.

Al anochecer, al salir del trabajo, Marisol fiché y salié del edifide oficinas.

El Porsche Cayenne negro destacaba en la acera, y la figura de Antonio, apoyado en el carro y fumando, era ain més llamativa. Desde que salié por la puerta giratoria, varios compafieros le guifiaron el ojo con envidia y le dijeron, “jMarisol, tu marido vino a recogerte!” La escena que Antohabia protagonizado en la entrada del edifiya era tema de conversacién en todo el canal, y con la confirmacién entusiasta de Gisela, su amiga intima, hasta el editor en jefe sabfa que ahora era una mujer casada...

Marisol, avergonzada, corrié hacia el carro con la cabeza agachada.

Se abrochd el cinturdén de seguridad y no fue hasta que el Cayenne se uni6 al trafico que se atrevié a levantar la cabeza y relajarse en el asiento.

Después de media hora en la autopista sin tomar la salida habitual, y viendo que no iban en direccién a su casa, Marisol fruncié el cey miré a Antocon confusion, “Antonio, ;a donde nos dirigimos?” Antola miré de reojo y respondi6 con naturalidad, “Mafiana es dia de descanso; esta noche vamos a cenar a casa de tia Perla.* “iVamos al pueblo?” Marisol se sorprendié.

“Si, ya hablé con tfa Perla por teléfono.” Antosonrié de melado.

“Oh... Marisol asinti6, luego levanté la vista de nuevo, “Antonio, ;como es que te has hecho tan amigo de mi tia Perla? Nodigas que han estado en contacto todo este tiempo.” Antorespondié perezosamente, “Soy el yerno de su sobrina, ;no es normal que hablemos por teléfono?”