El mentiroso del año.
El camino a casa de pronto se me hizo largo, nunca habia querido llegar rápido como en este momento, solo queria bajarme del
auto y mantener la distancia de ese hombre.
¿Esto está pasando de nuevo?
¿La bofetada que le di la última vez no fue lo suficientemente fuerte?
¿No le quedó claro que no queria que volviera a besarme?
¿Por qué lo está haciendo?
Mis ojos se mantuvieron abiertos por un largo tiempo, observando de cerca el rostro relajado de Alexander, podia observar sås
largas y espesas pestañas reposando sobre sus mejillas, mientras su boca se movía ligeramente sin obtener respuesta de mi
parte, pues mis labios estaban tan tiesos que no se movian ni aunque lo quisiera.
Cada músculo de mi cuerpo estaba tan tenso y se me hizo imposible respirar, me dolia el pecho con solo intentarlo.
Mi mano, que se posó en su pecho casi en automático para alejarlo de mi, fue atrapada por su cálida y temblorosa mano,
dejándome con una mano libre lista para empujarlo y alejarlo de mi, pero a mitad del recorrido, desvié el destino de mi mano; la
pasé por su hombro al mismo tiempo que cerraba mis ojos para mover mis labios sobre los suyos con frialdad y sin ganas.
Su cálido aliento chocó con mi rostro, habia olvidado por completo el sabor de sus labios y la manera tan intensa que besaba.
Aunque logré recordar todos y cada uno de sus besos en cuestión de segundos, este no era como los que solia darme,
Alexander me besaba como si estuviera nervioso o timido, como si tuviera miedo, pero a la vez, besaba mis labios con
seguridad, mostrándose sereno y en calma.
Cuándo Alexander sintió que mi agarre se apretó sobre su hombro, supe que había logrado lo que tenia en mente, pues pasó
su mano por mi cintura con la intención de profundizar el beso, como si estuviera seguro que habia cedido tan fácil, sin
embargo, antes de que intentase llevar el beso más lejos, atrapé su labio inferior entre mis dientes y soltó un leve gruñido de
satisfacción.
Mmm. para él, esto era una muestra de que me estaba dejando llevar por el momento, pero estaba muy lejos de la realidad.
Cuando menos lo esperaba, tiré de su labio mientras lo mordia con la mayor fuerza posible, hasta que percibi un sabor metálico
al mismo tiempo que se quejaba de dolor, entonces lo solté. Alexander me soltó de inmediato, me miró sorprendido con sus ojos
cristalizados por el dolor y pude ver su labio lastimado, sangrando levemente por la marca de mis dientes. -Sarah, pero qué...
-¿Qué? Intenta besarme de nuevo sin mi consentimiento. -le adverti, interrumpiendo cualquier palabra que estuviera por decir y
limpié con mis dedos cualquier rastro de sangre en mis labios.
Alexander seguia quejándose en silencio, como si no quisiera que el chöfer supiera lo que acababa de pasar en el asiento
trasero, aunque creo que le habiamos dado el mejor espectáculo de su vida.
Al menos consegui que Alexander me devolviera mi espacio personal.
-¿Me estás amenazando? – preguntó en voz baja y con los dedos sobre su labio, sin borrar su expresión de dolor.
Esbocé una leve sonrisa.
Te estoy advirtiendo. -respondi con indiferencia. –Puedo permitir que estés cerca para recuperar el tiempo perdido con Tristán y
para llevar a cabo el proyecto, pero eso no significa que exista alguna posibilidad entre nosotros. No intentes conmoverme con
un discurso o con besos robados, no vas a conseguir nada de mi. Eres libre de rehacer tu vida con quién quieras y yo tengo
derecho de hacer lo mismo, lo nuestro terminó hace años, incluso antes de firmar el divorcio. -mi voz era fria y mi mirada sin
emoción alguna, con esto era más que suficiente para que entendiera que mi corazón estaba cerrado para él, no podia ser más
clara.
Estás siendo muy cruel. -bajé mi rostro para reir sin gracia. Cruel no seria la palabra correcta, sino realista y decidida. Si yo
cedia, le estaria dando permiso para que hiciera y deshiciera conmigo nuevamente, para que me lastimara en el momento
menos esperado y sinceramente, no iba a permitir que volviera a pasar, ni con él ni con nadie. ¿Rehacer mi vida con alguien
que es porque eres la mujer que quiero a mi lado. Si, te fallé de la peor manera y no tengo justificación alguna, merezco tu
desprecio, tu indiferencia, tu rechazo, sé que te duele, pero puedo hacerte sanar.
Tal vez no le mordi lo suficientemente fuerte como para que comprendiera mejor, me estaba irritando que insistiera haciendo
oidos.
sordos a lo que acabo de decirle
¿Qué parte de lo nuestro terminó no entendia?
¿Debia explicárselo con manzanas?
Tropezar está bien, pero tropezar dos veces con la misma piedra es ridiculo y masoquista. dije acomodándome en mi asiento y
volviendo a mirar por la ventana solo para darme cuenta que ya estábamos entrando a la Villa Doinel.
Esto es un milagro.
Alexander no dijo nada más, pero me miraba como si le hubiese contado el mejor chiste de su vida y se dedicó a sobar la herida
en su labio que ya habia parado de sangrar, dejando expuesta la marca de una mordida y su labio rojo e hinchado.
Ni bien estacionó el auto en la entrada de la casa y abri la puerta para salir de una vez por todas, pero la mano de Alexander
volvió a cerrar la puerta sin darme oportunidad de poner un pie afuera. Lo miré sintiéndome irritada y él habló.
-Digas lo que digas, seguiré insistiendo para ganarme tu perdón, lo único que anhelo en este momento es estar con Tristán y
contigo como una familia. Está bien que desconfies de mi, pero las cosas han cambiado y yo he aprendido de mis errores. No
he dejado de amarte, incluso te amo más que antes por ser la madre de mi hijo, si me das una oportunidad de demostrártelo,
yo...
Tú los has dicho, las cosas han cambiado. -lo interrumpi antes de que siguiera soñando despierto e hice una pausa al recordar
que habia pensado en una manera para desquitarme de él, de esa manera podia sentirme satisfecha y más tranquila. Aclaré mi
garganta y me movi en el asiento antes de pasar un mechón de mi cabello por detrás de la oreja y abrir la boca para hablar. Te
daré una sola oportunidad, pero no creas que eso significa que voy a volver contigo.
Hablé lo más seria posible y el rostro de Alexander se iluminó enseguida, parecia que hubiese olvidado el dolor en su labio y en
su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja como si estuviera recibiendo la mejor noticia de su vida.
Mirė su sonrisa por unos segundos y antes de que dijera cualquier cosa, volvi a abrir la puerta del auto para salir de inmediato.
Mis tacones resonaban mientras caminaba despreocupada hacia la entrada de la casa, dejando atrás aquel hombre que se
habia quedado sin palabras, sin embargo, antes de que pudiera llegar a la puerta, senti una mano mi brazo que hizo detener
mis pasos.
Después de instalarnos en la empresa Doinel y dar por iniciado el proyecto, tendremos una cita y hablaremos de nuestra
situación. -dijo cerca de mi rostro, causando un desagradable escalofrio en mi espalda. Sonrei de medio lado sin gracia, antes
de soltarme de su agarre y poder continuar mi caminata lo más lejos posible de él.
– Sr. Lancaster, nos están esperando. -dije mientras retomaba el camino a la casa, escuché los pasos de Alexander detrás de
mi y me mantuve sería en el momento en que llegué a la sala de estar donde todos esperaban para brindar, solo faltábamos
Alexander y
El silencio reinó en la sala al vernos llegar, absolutamente todas las miradas estaban puesta en nosotros. Llegué con mis
padres para abrazarlos con una sonrisa en mi rostro. Mi madre, al soltarme, miró a Alexander con amabilidad y sus ojos se
abrieron sin ningún disimulo antes de mirarme con sus ojos interrogantes, cuando lo miré, supe que estaba mirando la herida en
su labio, la que evidentemente no tenía la última vez que lo vio en la rueda de prensa.
Bienvenido a la Villa Doinel, Sr. Lancanster y Sr. Ferrer. -mi padre lo saludó pasando por alto el detalle que mi madre descubrió
y que probablemente ya sospechaba a qué se debia, lo único que pude hacer fue ignorar su mirada acusatoria y tomar la copa
que ·las empleadas nos ofrecieron. Brindemos por el proyecto, porque comenzamos con buen pie y porque la rueda de prensa
fue todo un éxito, los tres supieron manejar la situación como los profesionales que son y no puedo estar más orgulloso por ello.
No cabe duda que hemos hecho una buena elección con los colaboradores. Salud.-sonrei al tintinear mi copa y tomé solo un
necesitaba. Pero tenia que ir con Tristán después del brindis, no seria muy responsable de mi parte.
Vincent llego a mi lado con su copa en la mano e inclinó su cabeza lo suficientemente cerca de mi oreja para susurrar sin que
nadie
escuchata.
La herida que tiene Alexander en su labio no se la habla visto antes, lo encuentro un poco sospechoso por poco me atoro con
mi bebida y le di una disimulada mirada Alexander, para darme cuenta de que su herida se notaba aún más de lo que pensaba.
Podria pensar que le has dado un buen puñetazo, pero es obvio que tiene unos dientes marcados.
Miré a Vincent con los ojos entrecerrados y solte un suspiro cansado, si mi madre y Vincent to habian notado, significaba que
los. demás también.
No seas tonto, el auto ha frenado de golpe y se ha lastimado con sus propios dientes. inventen lo primero que se me pasó por la
mente, pero Vincent no me creyó y mucho menos con lo que ocurrió a continuación.
Cristina la asistente de Alexander se percató del labio lastimado de Alexander y se cubrió la boca sorprendida antes de decir.
Sr. Lancaster, ¿qué le ha pasado en su labio? ¿Se ha lastimado? ¿Está usted bien? -después de que Cristina habló con
preocupación, cualquiera que no se hubiese dado cuenta de aquel detalle, ahora lo sabia, las miradas se posaron en el rostro
de
Alexander y este me miró escasos segundos antes de responder con seriedad.
No es nada, Cristina. Me lastimé mientras comia una manzana. -respondió con tanta seguridad, que si no supiese la verdad me
lo
hubiese creido.
Se ha ganado el premio al mentiroso del años.
Mis labios se fruncieron, mientras pensaba que estaba haciendo referencia a lo que pasó en realidad. Yo era esa manzana que
se
estaba comiendo.
Cuándo terminó de dar su explicación Vincent volvió a susurrar en mi oido.
Un frenazo, una manzana. Pobre, le has mordido muy fuerte. -fulminé a Vincent con la mirada, ya no tenia sentido mentirle, él
ya
lo sabia.
Se lo tenia merecido. -respondi mientras me encogia de hombros restándole importancia.
Lo has disfrutado y no hablo de la mordida. –dijo en tono burlón y frunci mi ceño disgustada.
No.-cambié de conversación inmediatamente, no era un tema que me enorgullecia, de hecho, de solo recordarlo más molesta
me sentia con ese imbécil de ojos miel. No tiene ni idea de lo que le espera. -¿Llegó lo que estabas esperando? -pregunté en
voz baja,
refiriéndome al investigador, no podia decirlo claramente, pues los Dubois estaban presentes como si fueran unas blancas
palomas,
brindando y hablando con todos con una alegría fingida, excepto Abby, quien me miraba desganada y cuando miraba a Vincent
suspiraba
antes de mirar a otro lado.
Oh, no..
Está esperando en el despacho de tu padre, lo hice pasar por la puerta trasera, queria que vinieras antes de atenderlo, al
parecer
tiene información de mucha utilidad. respondió de la misma manera que yo y asenti con mi cabeza, antes de dejar mi copa casi
llena
sobre la mesa de centro. Vincent lo comprendió todo e interrumpió la conversación que se estaba llevando a cabo. Les pido una
disculpa, Sarah y yo tenemos un asunto por resolver, ustedes sigan sin nosotros, volveremos enseguida.
Esbocé una sonrisa de disculpas y me fui con Vincent en el momento que pasó su mano por mi cintura para guiarme por el
camino, justo en el momento que estuvimos por desaparecer por el pasillo, escuché un fuerte bufido, sin necesidad de darme la
vuelta, sabia que era de Abby