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Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 72
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Todo por una obsesión.
Tristán jugaba despreocupado con los nuevos juguetes que mi padre le regaló, tan ajeno a todos los problemas que lo
rodeaban, me parecia injusto que siendo tan pequeño estuviera en constante peligro. Yo más que nadie sabia lo era estar en
peligro siendo tan pequeño, por ello mis padres hicieron lo posible por mantenerme al margen de mi apellido, pero yo no queria
eso para mi hijo.
Vincent se mantuvo en silencio desde que terminé de contarle lo sucedido con Alexander, le di todos los detalles y lo invité a
que
estuviera presente en la conversación que tendria con Alexander y mi padre en unos minutos, solo esperaba que mi padre
terminara su
charla con el par de colaboradores y poder reunirnos en su despacho.
Sabes, has hecho bien al pensar primero en el bienestar de tu hijo y dejar todo ese resentimiento por Alexander a un lado
aunque
sea por un momento, después de todo, tienen algo que los une y es ese niño tan maravilloso. Paul y su madre son la ambición
hecha
persona y eso es muy peligroso. Aun así, sabes que cuentas con todo mi apoyo y mi tiempo, estoy a tu disposición las
veinticuatro horas.
del dia. —Vincent queria ocultarlo con su expresión sería, pero sabia muy bien que estaba tan preocupado como yo, porque la
información que el investigador privado nos dio no fue más que un abreboca.
No sabia qué se supone que debíamos hacer para acabar con esto antes de que empeorase la situación, no teniamos pruebas
suficientes para hacer una denuncia.
No vela la hora de que mi padre terminara su “breve” charla con Alexander y Julián, me estaba desesperando por sobre pensar,
aunque había aprovechado el tiempo para poner a Vincent al tanto y obviamente se sorprendió al enterarse que mi padre lo
sabía todo y

hasta más que nosotros.
Mamá, mira. –Tristán llamó mi atención mostrándome como jugaba con sus pequeños juguetes, mientras estaba sentado en mi
regazo y sonrei al mirar sus ojos color miel adornados por sus lindas y largas pestañas.
Apenas pude ver sus juguetes y de inmediato lo abracé como si en cualquier momento lo fueran a apartar de mi, ese
sentimiento
desagradable en mi pecho no se disipaba de ninguna manera, solo viendo a los Dubois tras las rejas o que se vayan lo más
lejos de mi
familia. Cómo iba a imaginarme que ellos serían tan crueles y perversos.
Está precioso, mi bebé. -dije mientras lo soltaba, pues comenzaba a removerse con incomodidad en mis brazos, me miró con
sus
ojitos ofendidos.
-No soy un bebé, mamá. Tengo tres años. -me mostró tres de sus pequeños dedos, indicando que esa era su edad, no pude
evitar
reirme porque aquello se lo enseñó Alexander y Tristán lo captó a la primera.
No sabes lo que dices, ya quisiera yo tener de nuevo tres años. –dijo Vincent mirando divertido a Tristán y rei aun más fuerte
por
sus ocurrencias.
Me levanté de mi cama mientras mi risa cesaba, dejando a Tristán de pie en el suelo.
Bueno, será que el adulto de tres años quiere ver a Alex. pregunté peinando su cabello que estaba desalineado y su rostro se

iluminó enseguida al escuchar la mención de aquel nombre.
¡Si! ¡Papá Ales!-de un momento a otro dejó los juguetes tirados en la cama y por poco sale corriendo de la habitación, de no ser
porque lo tomé de la mano impidiendo que diera un paso más, en este momento ya estuviera en los brazos de su padre.

-¿Qué es esto que estoy sintiendo? ¿Acaso son celos? ¿Existe alguna cura para esta enfermedad?-Vincent bromeó mientras
se
levantaba del sofá donde estuvo sentado desde que llegó y lo miré con una ceja enarcada.
Se ha ganado muy rápido su cariño, aunque en un principio le temia, ¿qué se puede hacer? Es su padre después de todo. -me
encogi de hombros y sali de la mano de Tristán que saltaba alegre a mi lado.
En el siguiente segundo las palabras de Alexander llegaron a mi mente y fue inevitable que recordara el pasado, cuando mis
sonrisas
y suspiros tenian nombre y apellido, él lo sabia muy bien y que lo mencionara me hacia sentir inexplicablemente molesta con él.
Al llegar a la sala de estar, vi a los tres hombres sentados en el sofá charlando como si se llevaran bien de toda la vida, pero no
hablaban más que de su primer día en la empresa y que esta semana terminarian de llegar por fin todo el equipo de trabajo,
tanto de
Innova como de 1.C.
Cuando mi padre se dio cuenta de nuestra presencia, me miró con una sonrisa casi inexistente, esa era su expresión de culpa,
por su mirada, pude artivinar que se sentia responsable de lo que estaba pasando, pero nada era su culpa, nadie tenia la culpa
de que la Sra.
Dubois tuviera un amor no correspondido.
Lamentablemente, nadie decide de quien enamorarse.
Julián y Alexander se pusieron de pie cuando llegamos a la sala y mi padre rápidamente habló, poniéndole fin a la
conversación.
– Sr. Ferrer, Sr. Lancaster, nuevamente les doy la bienvenida y les agradezco por tomarle tanta importancia al proyecto, pronto
veremos los frutos del arduo trabajo y los sacrificios. -mi padre estrechó su mano con cada uno al ponerse de pie.
Tristán estaba consciente de que no podia interrumpir una conversación, asi que se contuvo de soltarse de mi mano y correr a
los brazos de Alexander, solo se limitó a agitarse con impaciencia.

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Muchas gracias a usted por depositar su confianza, será un buen año para todos. Me despido, Sr. Doinel, Sr. Lancaster. -Julián
habló con una ligera sonrisa, despidiéndose de los dos y su mirada se posó en mi dirección. -Sr. Lefebvre, Sarah, gracias por
todo, nos veremos mañana, adiós pequeño. se despidió desde su lugar, mientras su sonrisa se ensanchaba dejando a la vista
un par de hoyuelos.
– Hasta mañana, Julián, que tenga buena noche. -me despedi cortésmente y Vincent se acercó para estrechar su mano. -Lo
acompaño hasta la salida, Sr. Ferrer. Pueden adelantarse al despacho, estaré ahi en un segundo. -Vincent se ofreció y
desapareció con Julián, guiándolo hasta afuera de la casa.
Solo entonces, Tristán dio un salto a mi lado y se liberó de mi mano para correr hasta Alexander y abrazarlo como si no lo
hubiese visto en años.
-Ales, ¿viste mi casa? Es muy bonita, ¿no?-Tristán comenzó a parlotear sin poder controlar su emoción y Alexander lo miraba
maravillado. Al ver a mi hijo tan alegre, mi pecho se hinchó de emoción, no habia nada que adorase más que verlo de aquella
manera, tan feliz, no importa cuál sea el motivo.
-Tu casa es preciosa y muy acogedora, aunque sea tan grande.-respondió Alexander mientras lo elevaba en sus brazos y dejó
un
beso en su cabeza.
-Si, tiene muchas habitaciones, puedes quedarte aqui cuando quieras, ¿verdad, mamá?-miré con sorpresa a Tristán por lo que
le estaba ofreciendo a Alexander, pero no podia reprenderlo por su inocencia, aun ignoraba tantas cosas, pero preferia que
fuera asi.
Mi padre se rela en voz baja por las ocurrencias de su nieto y Alexander me miró esperando mi respuesta.

¿Lo estaba considerando siquiera?
Tristán... Ales ya tiene donde quedarse, estoy segura de que estará mucho mejor que aqui, además, es un lugar muy grande
para él, no creo que le guste.-respondi lo primero que se me vino a la mente, negándome rotundamente de que pasara, aunque
sea una sola noche bajo el mismo techo, eso no iba a pasar.
-Sarah, que nuestra casa no fuera tan grande, no significa que no me guste. -Alexander me dejó sin palabras con su respuesta
y disimulé el mal sabor de boca que me dejó cuando dijo “nuestra casa”.

Imbécil, está empeñado en recordarme el pasado.
-Bueno, en ese caso, disculpeme, no lo conozco muy bien. -respondi con indiferencia y Alexander soltó una risita, mientras
miraba
a Tristán.
Mis ojos se desviaron a mi padre y me senti avergonzada de que tuviera que presenciar otra escena entre Alexander y yo, al
menos esta era más pacifica que las anteriores.
Claro que me conoces muy bien. volví a quedar sin palabras por la respuesta con doble sentido, senti que mis mejillas se
incendiaron y tuve que dar por finalizada esta inútil conversación o me moriria de vergüenza frente a mi padre y mi hijo que nos
miraba ron curiosidad y diversión.
Vamos al despacho, tenemos una conversación muy importante, dije antes de dar media vuelta y caminar con paso rápido,
contenendo el fastidio y la irritación que me dejó aquella conversación tan simple, pero que logró enfadarme-
Me senté en el sofá al entrar al despacho, segundos después, Alexander entró con Tristán en sus brazos y se sentó a mi lado
como si no nutara lo disgustada que estaba, no hire más que mantenerme en completo silencio, mientras miraba cada
movimiento de Tristan.
No rei conveniente que mi hijo estuviera presente en la conversación que tendriamos, pero Alexander no parecia querer
separarse de et, en todo caso, tendrame que coidar nuestras palabras.
Al estar todos en el despacho, Vincent fue el primero que habló, mostrando su descontento por la situación y poniendo al tanto
a mi padre y a Alexander lo que descubrimos, todo lo dijo con palabras que solo entenderiamos nosotros, igualmente, Tristán
estaba muy
distraido con el celular de Alexander, el cual se lo dio sin quejarse.
Después de que Vincent habló, mi padre soltó un suspiro cansado y dejó caer su espalda en el respaldo de la silla, mientras le
daba
una mirada a Alexander, antes de hablar.
-Alexander me puso al tanto cuando indagó más en el tema de la amenaza y descubrió que habia alguien más detrás de todo
esto,

por supuesto no quise creer que Paul, el hijo de mis mejores amigos y amigo de la infancia de Sarah, tuviera la sangre tan fria
para hacer
tal cosa. Pero todo encajó cuando apareció una tercera persona, podriamos decir, la mente maestra, esa mujer lo planeó todo,
incluso...
Dios. Me siento tan responsable de todo lo que está ocurriendo. Alexander y yo hemos descubierto tantas cosas, que hasta
ahora no lo
creo, me cuesta creerlo. Los problemas no son recientes, los problemas vienen de antes. Sarah, aún no tenemos pruebas, pero
hemos
descubierto que ella fue la responsable de lo que pasó contigo cuando eras una niña, era su manera de vengarse de Joelle y de
mi, pero
no lo logró por la protección que te dimos, ella quiere vengarse haciéndote el mayor daño posible. Quiere quedarse con lo que,
según
ella, le corresponde. Todo esto es mi culpa.
Quedé atónita al escuchar las palabras de mi padre, no podía creer lo que estaba diciéndome, esto cada vez empeoraba más,
esa mujer no conoce limites y si fue capaz de hacerme eso siendo una niña que no tenia la culpa de sus problemas, no quiero
ni imaginar lo
que es capaz de hacerle a mi hijo, a mi familia.
Todo por una obsesión.