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La Novia Equivocada Novela de Day Torres

LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 52
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CAPITULO 52. ¡Fue mi culpa! Temblaba. Se ahogaba. La opresión en su pecho era tan grande que

Nathan ni siquiera podía articular unsolo sonido.

Las lágrimas no son solo algo que sale de los ojos, en ese momento se dio cuenta de que esuna

sensación de dolor que sube por la garganta, se apodera del rostro y simplemente se escurre desde

los ojos pero el dolor no se va, sigue ahí, latiendo con ferocidad mientras el alma se rompe.

– Nathan…

-el abuelo intentó hacerlo reaccionar pero simplemente no lo logró-.

¡Nathan! – Él también lloraba con desesperación, porque había querido mucho a Amelie y no podía

creer que hubiera muerto.

-No puede ser…

no es cierto, abuelo…

dime que no…

- susurró aferrándose con violencia a su brazo mientras el abuelo King intentaba sostenerlo.

Ya estaba de rodillas, pero si no lo aguantaba pronto estaría del todo en el suelo y no podía dejar que

Sophia lo viera así.

– Hijo levántate…

por favor…

-¡No es cierto! ¡Dime que no es verdad, abuelo! ¡No puede ser verdad! ¡Meli no puede estar…

no...! - Era imposible que sus gritos no llenaran la casa.

El cuerpo de Nathan temblaba sin control y las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos,

manchandosu camisa y el suelo a su alrededor.

No podía creer que Amelie estuviera muerta, era imposible.

Ella no podía estar muerta, no después de todo lo que habían pasado juntos.

Era como si el mundo se hubiera detenido en ese instante y él no podía hacer nada para evitarlo.

Intentó respirar pero sus pulmones parecían incapaces de funcionar correctamente y solo conseguía

hacer que su corazón latiera más rápido.

Tenía la sensación de que iba a desmayarse o a vomitar, o tal vez a enloquecer,ya no lo sabía.

-Abuelo…

-dijo con la mirada suplicante de un niño perdido y le agarró la mano–.

Abuelo, por favor…

dime que no es verdad - Nathan, por favor, levántate...

-susurró una y otra vez el abuelo, pero era inútil.

Él ni siquiera parecía escucharlo, solo se sostenía la cabeza como si fuera a estallarle.

-No puede ser abuelo, ella no puede estar muerta, Meli no puede estar muerta…

Detrás de ellos algo cayó al suelo, haciéndose pedazos, y el abuelo vio con horror cómo Marilyn y

Sophia estaban enla puerta del salón, viendo azoradas las imágenes.

Una bandeja de bocadillos yacía rota en pedazos con toda la comida regada por el suelo,

probablemente una merienda que madre e hija habíanpreparado para el abuelo.

Nathan trató de componerse cuando vio a Sophi, pero era casi imposible.

-Ven Sophi, vamos, ven…

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-intentó llevársela Marilyn pero la niña se soltó bruscamente de su mano.

-jDéjame! -chilló corriendo hacia su padre y señalando al televisor con una manito temblorosa —

¿Meli…? ¿Dónde está Meli? -preguntó porque había escuchado las palabras desu padre.

Nathan lloró aún más fuerte, incapaz de levantarse del suelo.

-Lo siento mucho, mi amor.

Ella…

ella ya no está, Sophi…

– tartamudeó su padre tomando sus manos.

La pequeña no parecía entender y se quedó mirándolo fijamente – Ella…

ella iba a hacer un viaje y su avión tuvo un accidente, mi niña, así queella, bueno...

Meli se quedó en el cielo, mi amor…

-¡No, pa No, papi, no! -musitó Sophia mientras hacía esa mueca llorosa que presagiaba un estallido

delágrimas.

Marilyn trató de alcanzarla y sacarla de allí, pero la niña trataba de librarse de sus brazos.

- Déjame ir, mamá, quiero ver a Meli - sollozó--.

¡Quiero a Meli! ¡Esto es mi culpa! -¡Sophi, basta, vámonos! – se apresuró Marilyn tratando de cargarla

pero un chillido de su hija la detuvo.

-¡Te odio! ¡También es tu culpa! - grito descontrolada y corrió a lanzarse en los brazos desu papá,

abrazándolo y llorando desconsolada sobre su hombro.

El corazón de Nathan estaba destrozado y no sabía qué hacer ni cómo ayudarla, pero quería

consolarla lo mejor que podía, porque nada ninadie podría hacerlo por él en ese momento.

—No, mi amor, claro que no es tu culpa, ni de mamá.

Solo fue un accidente.

-¡No es cierto! – chilló la niña—.

¡Sí es mi culpa! ¡Sí es mi culpa...! - ¡Sophia! —se adelantó Marilyn y la pequeña soltóa su padre y la

enfrentó.

1 -¡Cállate, déjame! ¡También es tu culpa porque querías que se fuera! -gritó al borde de una crisis,

tanto que Nathan se asustó y la sostuvo contra su pecho.

Sophia se acurrucó en sus brazos y bajó la cabeza-.

Meli se fue por mi culpa, porque yo le pedí que se fuera…

-susurro en voz baja, triste y avergonzada y Nathan levantó su barbilla para que lo mirara.

- ¿De qué hablas, hija? Sophi lloraba desconsolada y tardó unos minutos en poder pronunciar

palabra,pero cuando lo hizo, el corazón de Nathan quedó aún más destrozado.

– Yo…

yo le pedí a Meli que se fuera y que no volviera nunca más…

-susurró entre lágrimas y su padre la miró sin saber qué decir-.

Le dije que devolviera a mi hermanito, porque yo ya no lo quería.

Marilyn se puso lívida y el abuelo se cubrió la boca con una mano mientras se dejabacaer en un sillón.

Sophia temblaba y Nathan sentía como si su alma entera se hubiera congelado.

-¿Her…

hermanito…

Sophi…

que...? - había un grito hondo y desesperado en el pecho de Nathan que sabía que no debía

pronunciar frente a su hija.

-Ella pasó las pruebas para traerme un hermanito - sollozó Sophia–.

Yo le guardé el secreto porque ella te lo quería decir…

pero luego llegó mamá, y me dijo que tú nos ibas a echar de la casa.

¡Y yo le pedí a Meli que se fuera! ¡Mamá me dijo que aquí solo podía vivir una mamáy un niño, y que

tú los preferirías a ellos...! -Sophi hipaba desconsolada–.

¡Y yo le dije que se fuera, yo no quería que tú dejaras de quererme, papi! ¡Yo le dije que se

fueraaaaaaaa! –aquella última palabra salió como un agónico chillido y Nathan la abrazó con fuerza,

intentando calmarla o contenerla, no sabía, porque lo cierto era que él sentía que estaba muriéndose

también allí mismo.

¡Meli embarazada! ¡Dios, Meli embarazada con un hijo suyo!-.

¡Lo siento mucho, papá, lo siento! Ella…

ella me dijo que sí, que iba a arreglar las cosas para que yo pudiera ser feliz de verdad…

¡Lo siento, es mi culpa...! ¡Es mi culpa! ¡Yo le dije que no quería a mihermanito, es mi culpa...! Nathan

sintió un dolor tan profundo como jamás había sentido en su vida, pero separó a Sophia de él y tomó

su pequeño rostro entre las manos.

-No, mi amor, claro que no.

Escúchame, jescúchame! Meli no se fue por tu culpa, te lo aseguro.

Nosotros acordamos que podíamos vivir todos juntos -mintió Nathan, pero por ahorrarle aquel dolor a

su hija era capaz de decir cualquiermentira -.

Meli no se fue por ti, se fue por mí, yo le pedí que fuera a buscar un regalo hermoso y ella iba a traerlo,

mi amor, perono fue tu culpa, créeme.

Sophia siguió llorando, pero había un rayito de luz al final de aquella mirada.

-Me estás mintiendo.

-Claro que no, mi amor, yo jamás te mentiría.

Meli tuvo un accidente, mi niña, diosito se la quiso llevar pero te prometo que no fue tu culpa.

- i Júramelo, papá! - suplicó la niña y Nathan sabía que su hija necesitaba escuchar aquellaspalabras,

aunque le dolieran tanto como un puñal en el corazón.

– Te lo juro, mi amor.

Te lo juro por la vida de tu madre - dijo mirando a Marilyn, que se apoyaba temblorosa en el marco de

la puerta.

Sophia asintió y se apoyó en él, exhausta, pero sin dejar de sollozar.

Nathan cerró los ojos y trató de no pensar en cómo había llegado a aquel momento tan horrible.

Pasaron dos horas en absoluto silencio, hasta que finalmente Sophia se calmó, rendida por el

cansancio.

Nathan la cargó hasta su habitación.

Sophia ya no lloraba, pero seguía apretando fuerte la ropa de su papá.

Nathan la acostó en la cama y le dio un beso en la frente.

– Duerme un poco, mi amor – le susurró-.

Te prometo que mañana te sentirás mejor.

Desde la puerta el abuelo le hizo una señal de que él se quedaría a cuidar a Sophia y por si acaso,

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había llamado al doctorBenson.

Nathan se dirigió a su despacho y se sentó allí, en un sofá, mirando al vacío.

- Las cosas no son como Sophia las dijo -escuchó una voz a sus espaldas, pero no se movió.

–Los niños no mienten…

ya deberías saberlo…

-siseó él.

-¡Solo está confundida...! -¡No, no lo está! - Nathan se levantó bruscamente y la enfrentó-.

No está confundida! i Sophia sabía perfectamente lo que estaba diciendo y tú también! ¡Meli estaba

embarazada! -No es cierto…

-¿¡Cómo pudiste caer tan bajo!? -vocifero Nathan con los ojos llenos de nuevas lágrimas—.1.

Estaba embarazada de mi hijo! ¡Y tú le llenaste la cabeza de porquerías a Sophia para que la alejara! -

¡Claro que lo era! -gritó él —.

¡Has estado peleando con uñas y dientes por algo que a no existe entre tú y yo! ¡Querías que Meli

desapareciera, pero eres tan cobarde y tan mezquina queusaste a Sophia para eso! ¡Y ahora Meli está

muerta y nunca podré perdonarte por lo que has hecho! -icYque querías que hiciera?! -gritó ella—.

Tú mismo dijiste que no querías otro hijo…

Me lo restregaste en la cara justo antes de quedarme en coma, y regreso y ¿qué meencuentro? ¡A tu

amante embarazada! - ¡Eso no te daba derecho a hacer esto! -gritó Nathan, acercándose

peligrosamente a ella.

Marilyn retrocedió asustada- Cómo pudiste hacerme esto? ¿¡Cómo pudiste arrebatarme la vida de mi

mujer y de mi hijo!? -¡Yo soy tu mujer,y Sophia es tu hija! -vociferó Marilyn.

-Si, Sophia es mi hija -siseó Nathan-¡Pero tú eres la criatura más rastrera, ruin y sucia que un ser

humano puede ser! ¡Te odio, Marilyn! ¡Y te garantizo que novas a ser la señora de esta casa por

mucho tiempo más! Marilyn lo miró horrorizada mientras retrocedía.

-¡No puedes hacer eso! ¡No voy a darte el divorcio! ¿Me oyes? ¡Me debes cinco años de mivida! ¡No

te voy a dar el divorcio! Nathan la miró de arriba abajo con expresión de asco.

-Eso no lo decides tú.

Estás muy confundida si creer que puedes ganarme, Marilyn.

¡Y yo ya no te debo nada! ¡Fue tu maldit@ decisión lanzarte por una pista de profesionales, haciendo

el mismo sucio berrinche de siemprepara obtener lo que querías! - le espetó él—.

Me voy a divorciar de ti, voy a sacarte de esta casa y mi hija se va a quedar conmigo, porque tú eres

una maldit @ serpiente y nuncamás dejaré que vuelvas a manipularla -dijo en un susurro, antes de

marcharse de la habitación y cerrar la puerta de golpe.

Nathan no era capaz de soportar su presencia ni un solo minuto más.

Era como si la mujer que una vez amó se hubiera convertido en un monstruo ante sus ojos.

Y tal vez era cierto, después de todo.

Lo único que sabía con certeza era que Marilyn había usado a Sophia para alejar a Meli, a Meli y a su

hijo.

Y ahora ninguno de los dos estaba.

1

Nathan se derrumbó en el suelo, llorando amargamente.

Se quedó allí, en la antigua habitación de Meli, solo con su dolor y su rabia,y supo que ya nunca

volvería a ser el mismo.