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The Unbreakable Bond By Cornelia Darwin

Chapter 230
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ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 23. ¿Esperas que tu abuelita te saque del lío?

-No, no, no, no no… no es seguro a donde voy, Nahia -dijo Aaron abriendo mucho los ojos-. No puedo

estar buscando a Jared y preocupándome por ti a la misma vez…

-Es que no vas a tener que preocuparte por mí… a menos que creas que el acosador de mi cuñada

puede estar en Bulgaria -replicó ella.

-Por supuesto que no está allá.

-Entonces seré una turista más, lista para ayudar a mi chico cuando me necesite -sonrió ella

abrazándolo.

Y Aaron supo que su juicio estaba completamente nublado en el mismo momento en que dijo que sí.

-Está bien, pero te vas de turista, de tiendas, a pasear, en lo que yo investigo qué pasó. ¿De acuerdo?

-¡Sí, señor!

-¿Y prometes obedecerme en todo?

-Bueno…

-¡En todo, Nahia! Tienes que obedecerme en todo mientras estemos allá, ya que regresemos puedes

pegarme con el sartén -sentenció Aaron.

-Está bien. Te prometo que te voy a obedecer en todo -accedió Nahia.

Una hora después los dos se acurrucaron en uno de los asientos del avión privado, esperando

ansiosos a que despegara su vuelo. Cada uno estaba ansioso por cuestiones diferentes, y toda la

expectación se había acumulado en solo una hora pareció llegar en ese preciso momento.

Nahia agarró con fuerza la mano de Aaron mientras luchaba contra la preocupación.

-¿Crees que todavía esté vivo? -preguntó refiriéndose a Jared-. ¿Era una asignación peligrosa?

Aaron la tranquilizó con un suave apretón.

-Jared es un experto. Solo vamos allá a averiguar qué le pasó. La miró con una sonrisa tranquilizadora

–. Te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para encontrarlo.

Nahia lo miró fijamente a los ojos, buscando alguna señal de angustia o miedo, pero lo único que vio

fue determinación. De verdad su chico era el dueño de una de las agencias de seguridad más grandes

del mundo. ¡Era una locura!

Tras un vuelo tranquilo en donde él estuvo inmerso completamente en internet, Aaron y Nahia

aterrizan en Bulgaria. Su primer movimiento fue registrarse en el mejor hotel de la ciudad. Aparte de

su padre, Aaron era quizás el único hombre al que no veía temblar pagando una suite de cuatro mil

euros por noche. Se instalaron a la mayor brevedad y comenzaron su búsqueda en la zona residencial

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de la ciudad, allí donde sabía que Jared se había estado quedando.

-Parecía un caso simple -murmuró Aaron mientras conducía el auto de renta hacia los suburbios de la

capital-. Una periodista y su bebé. La mujer estaba escribiendo un artículo al parecer controversial

sobre la mala praxis en los seguros médicos gubernamentales. Dijo que nadie sabía nada todavía,

pero que tenía miedo de que algo le pasara.

-¿Ya publicó el artículo? -preguntó Nahia.

-No, no encontré nada, estuve buscando durante el vuelo pero nada -respondió él.

Llegaron a la dirección donde se estaba quedando Jared, pero la casa, con su jardín frontal

descuidado,

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se veía desierta.

-Necesito que te quedes en el coche, nena -le pidió-. Cierra con seguro, mantenlo encendido y alistate

para conducir por si salgo corriendo bajo las balas.

Nahia sonrió y le dio un beso suave.

-Jamás me habrías traído aqui si creyeras que habría balas -lo acusó ella, sabiendo que solo no

quería que entrara a la casa-. Pero seré tu chofer designado y estaré lista para ti -accedió porque le

había dicho que lo obedecería.

Él salió del auto y Nahia se pasó al asiento del conductor.

Aaron entró en la casa, con la esperanza de obtener alguna información de personas que pudieran

estar relacionadas con la desaparición de Jared. Por desgracia, la búsqueda resultó incómoda pero no

totalmente infructuosa. La casa estaba vacía y revuelta, así que era evidente que se los habían

llevado.

Había tres huecos de disparos en la pared pero nada de sangre. Aaron buscó los casquillos y gruñó al

reconocer el tipo de arma. Aquello no tenía nada que ver con el gobierno.

Por otro lado, lo más revuelto de la casa parecía concentrarse en el pequeño despacho. Si ella estaba

haciendo una investigación periodística debía tener pruebas. El hecho de que allí no hubiera cuerpos

significaba que no las habían encontrado.

Aaron regresó al auto y suspiró mientras intentaba explicarle aquello a Nahia.

Bueno, no hay forma simple de decir esto: la buena noticia es que creo que están vivos -sentenció.

-¿Y cuál es la mala?

-Que creo que los tiene la mafia -gruñó Aaron mostrándole los casquillos-. Este modelo de rifle en

particular está modificado para tener la potencia de un arma larga pero con cañón recortado, por eso

los casquillos se deforman así. Es un clásico del crimen organizado búlgaro.

Nahia asumió que su trabajo era estar informado de todo eso y no preguntó cómo era que sabía de

armas búlgaras. En cambio hizo una pregunta más interesante:

-¿Y por qué la mafia se llevaría a una periodista?

-Bueno, en esta ciudad la mafia controla al gobierno -replicó Aaron, si ella tenía algo interesante que

pudiera afectarlos… creo que se trataba más que de un simple caso de mala praxis.

Nahia asintió y echó a andar el auto para alejarse de allí.

-Bien… ¿y ahora qué? -preguntó.

-Ahora nos vamos al hotel -decidió Aaron-. La mafia es nocturna, no habrá forma de contactarlos hasta

las diez de la noche mínimo.

Nahia abrió mucho los ojos y él le dijo que mirara al frente.

-Déjame adivinar. ¿Vas a ir a buscar a la mafia y les vas a pedir amablemente que te devuelvan a tu

guardaespaldas y su protegida? -lo increpó.

-Sí, más o menos eso -sonrió Aaron con tanta ecuanimidad que a Nahia casi se le desprendió la

quijada-. El que manda en esta ciudad es Jürguen Borisov. Suele ser bastante razonable, así que es

probable que me entregue lo que quiero con ciertas condiciones.

-¿Lo conoces? -murmuró Nahia.

-Conozco a todo el mundo -sonrió él.

-Bueno… ¿y si no te los quiere entregar? -preguntó la muchacha con preocupación.

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-Entonces se los arrancaré de sus fríos dedos muertos -sentenció Aaron con fiereza antes de sonreír-.

¡Naaaa! Si no quiere dármelos, llamaré a mi abuela. €

Nahia no entendía absolutamente nada, pero decidió no indagar más porque si él tenía algo que

decirle, se lo diría en su momento. Aaron se alistó para esa noche y cuando Nahia creyó que él le

pediría quedarse en el hotel, vio que se aparecía con una percha cubierta.

-¿Esto qué es? -preguntó-. ¿Vas a llevarme?

-No, vas a ir sola -declaró Aaron y a ella empezaron a sudarle las manos.

-¿Voy de encubierta o algo así? -preguntó más entusiasmada que nerviosa.

-Puedes quedarte aquí pero sé que no estarías tranquila -replicó Aaron-. Tampoco eres una mansa

paloma, tengo que confiar en que eres capaz de cuidarte, y me vendría bien tener un respaldo.

Nahia arrugó el ceño.

-Te advierto que no sé disparar -murmuró y lo vio sacar aquella sonrisa moja bragas que era más

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efectiva que cualquier vibrador. 1

-No te preocupes, la única arma que necesitas esta noche es esta sentenció entregándole un celular

–. Jürguen es un adicto total a las peleas, veremos si puedo negociar con él. Pero necesito dos cosas

de ti: la primera es que no bebas absolutamente nada, eres mi respaldo así que te necesito lúcida y

atenta. Y la segunda es que si me ves hacerte una señal, eso significa que algo no salió bien y que

necesito que pidas refuerzos. 1

Nahia asintió tomando aquel teléfono.

-¿A quién tengo que llamar? -preguntó.

-A mi abuela. 1

La muchacha levantó una ceja incrédula.

-¿Te vas a meter con la mafia búlgara y esperas que tu abuelita te saque del lío? -lo increpó. 2

-Sí, de hecho necesito la ayuda de uno de mis tíos, pero si termina pasando lo que creo que va a

pasar y no le aviso a mi abuela se va a molestar mucho conmigo -replicó Aaron-. Escúchame con

atención, porque esto es lo que vas a hacer: Si me ves hacer esto -dijo restregándose las manos de

una forma en particular-, vas a marcar a este número y vas a preguntar por Katerina. Dile tu nombre,

ella ya sabe quién

eres…

-¿Tu abuela sabe quién soy? -se espantó Nahia. 2

-No tengo secretos con mi abuela -sentenció él-. Ahora, vas a decirle que estoy tratando de sacar a

uno de mis hombres de las manos de Borisov, y que voy a entrar a una jaula. Que necesito que venga

y me traiga al Hellhound. 18

Nahia arrugó el ceño.

-¿Quieres que tu abuela te traiga a un perro? -preguntó aturdida.

-Ese perro en particular tiene la mordida más poderosa de toda Europa del Este, así que créeme, lo

quiero a él o en su defecto… a su hija. 8

Nahia respiró profundo, memorizando todo aquello y finalmente asintió.

Se vistió de prisa y se arregló de tal forma que Aaron estuvo a punto de no dejarla ir a ningún lado…

pero que ni siquiera necesitó invitación para entrar al club; porque en cuanto llegaron a aquel antro

nocturno llamado The Cage y Nahia caminó con firmeza hasta el inicio la fila, los dos gorilas la miraron

de arriba

abajo y de inmediato la dejaron pasar.

Aaron, por su parte, cuando vio que Nahia ya estaba dentro, se ajustó la corbata y se dirigió a ellos

con un gesto de confianza. 1

-Hagan el favor de decirle al señor Borisov que Aaron Orlenko está aquí para hacer negocios

bsentenció y un segundo después uno de los gorilas corría hacia el despacho del jefe como si le fuera

la vida en ello.