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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 138
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Capítulo 138

Lidia formó una sonrisa helada con sus labios y dijo:

-He estado preguntando sobre ti antes de venir el día de hoy, Anastasia. Solo eres una disenadora de

joyas ordinaria y eres madre soltera. Ni trabajando el resto de tu vida podrás ganar 10 millones.

-Pues yo no soy una persona interesada. Necesitas dejar de usar tu fortuna para ridiculizar a los demás.

Llévate tu dinero. Si te gusta Miguel, eso es entre ustedes; a mí no me involucres.

Lidia frunció el ceno mientras observaba a Anastasia. A pesar de que llevaba su ropa de trabajo, lucía

extremadamente bella y joven. Tenía el aspecto típico sensual e inocente que la mayoría de los

hombres les agradaba.

-Escuché que salvaste a Miguel en el pasado, por lo cual estoy siendo amable contigo. Sin embargo,

también sé que los padres de Miguel y los mios ya hicieron planes para que nos casemos. No podrás

detenernos, asi que deberías retroceder por tu propio bien.

Los ojos de Lidia se llenaron de seguridad mientras sonreía con sus labios rojos. Anastasia no estaba

segura de si Lidia en realidad estaba siendo amable, pues había utilizado su dinero para ridiculizarla

desde que entró a su oficina.

«Se estaba burlando de mí desde que entró a la habitación. Incluso si no me caso con Miguel, no quiero

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que se case con una mujer como ella» pensó Anastasia.

-Lo siento, pero estoy muy ocupada, señorita Heredia. Puede retirarse si no tiene más que decir.

Anastasia no quería perder tiempo con ella, pues no tenía ningún sentido.

– Anastasia…

Lidia sintió que hervía de ira y pensó:

«¿Por qué no se lo está tomando en serio? ¿Acaso mi fortuna y mi estatus no es suficiente para que me

tenga miedo»

-Lo rica y poderosa que sea es asunto suyo, señorita Heredia. Creo en una sociedad gobernada por

leyes donde todas las personas son iguales. Usted no está por encima o por debajo de mí, así que no

tiene derecho a utilizar su dinero para meterse en mi vida – dijo Anastasia con firmeza.

Lidia se quedó sin palabras una vez más.

-Anastasia… Seguro has vivido debajo de una roca todo este tiempo. Así no es como funciona el

mundo.

La expresión de Anastasia se oscureció una vez más y después dijo:

-Si quiere hablar de lo inteligente que es, por favor hágalo en otra parte. Deje de molestarme mientras

trabajo.

El rostro de Lidia se llenó de vergüenza. Ella no sabía cómo lidiar con Anastasia pues ella no parecia

estar intimidada por ella.

-Deja a Miguel o te haré algo malo –dijo Lidia mientras presionaba sus manos sobre el escritorio y

miraba a Anastasia con malicia. Anastasia no le temía y simplemente se levantó para hablarle al mismo

nivel.

-Suena muy segura, señorita Heredia. ¿Por qué no me lo dice una vez que se gane el corazón de

Miguel? Igual parece estar muy segura, así que no tiene sentido que me amenace ahora.

-Anastasia…

El rostro de Lidia se puso rojo mientras Anastasia caminaba hacia la entrada y le abría la puerta

– Retirese, señorita Heredia.

Lidia le lanzó una mirada más a Anastasia antes de salir y cerrar la puerta de golpe. Anastasia soltó un

largo suspiro; por fin había entendido lo que Elías quiso decir la última vez que hablaron en la cena de

gala. Elías le había dicho que se alejara de Miguel y que, si no lo hacía, ofendería a otras personas.

«Parece que acabo de ofender a una de esas personas. ¿Por qué fui a esa fiesta? Nada de esto

estuviera pasando si no hubiera asistido»

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Anastasia acababa de regresar a su asiento cuando su teléfono comenzó a sonar. Era una llamada de

su padre.

-Hola, papá.

-¿Estás libre, Anastasia? Quiero que vayas a un lugar conmigo -dijo Franco.

-¿Es algo importante, papa?

-Eh, será útil cuando dirijas una empresa en el futuro. Llegaré a tu oficina en un momento. iDeberías

tomarte el día y venir conmigo! – ordenó su padre con firmeza.

– Pero, papá… -protestó Anastasia.

-Es una buena oportunidad, Anastasia. No quiero que te lo pierdas. iBaja ahora! -dijo de nuevo.

Anastasia observó la hora. Eran las 2:50 p.m. y acababa de enviar sus bocetos a Fernanda, así que no

le quedaba mucho por hacer. Al final, llamó a Anastasia y dijo:

– Me gustaría tomarme el resto del día, Fernanda.

Luego de pedir el día libre, Anastasia tomó su bolso y se dirigió al piso de abajo.

Mientras tanto. Ray observó al hombre que estaba observando los documentos en la oficina del

presidente.

-Presidente Palomares, el señor Lizárraga tomó el papel presidencial esta vez, pero parece tener

su propio contacto cuando se trata de materiales de construcción. Creo que necesita ir y saludarlos

usted mismo.