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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 248
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Anastasia le pidió a Mario que hiciera la llamada. Cuando terminó, caminó hacia ella y dijo:―La

señora Torres y la señorita Érica están en camino al hospital. Anastasia asintió cansada mientras que

una mirada de preocupación estaba marcada en su rostro. No estaba segura que le pasaría a la

compañía de Franco. Elías le había dicho antes que la parte compradora había puesto sus ojos en la

lucrativa industria de la construcción, y la compañía de Franco había sido su objetivo por mucho

tiempo. Por lo tanto, habrían hecho demasiada investigación y arreglos con mucha antelación.

Estaban determinados en llevar a cabo la adquisición a toda costa. En ese momento, Mario

suspiró.―Anastasia, todo eso de la adquisición salió de la anda, y el presidente Torres seguramente

colapsó por la sorpresa de todo.―Hablando con franqueza, él no quería dejar la compañía tampoco.

Había trabajado muy duro para ser promovido a gerente de finanzas, la cual era una posición que

venía con una muy buena paga. De todo el mundo, Anastasia fue tal vez la primera en enterarse de la

posibilidad de que la Constructora Torres fuera adquirida. Si era el destino de la compañía, hubiera

sido muy tarde independientemente de si le decía a Francis o no. Con un suspiro de resignación,

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murmuró como respuesta y dijo:―Vamos a ver como esta mi padre.―Solo podía rezar para que su

padre mejorara. Diez minutos después, salió el doctor de la sala de emergencia y le dijo que los

problemas del corazón de Franco habían regresado. Debido a eso, será transferido a la unidad de

cuidados intensivos para más observación. Anastasia suspiro cuando escuchó esto. La edad estaba

alcanzado a Franco, y su cuerpo no era tan fuerte como antes. Había pasado media hora antes de que

Noemí y Érica llegaran al hospital. Los ojos de Noemí estaban rojos e hinchados mientras caminaba

por el pasillo. En cambio, Érica, estaba hirviendo de la rabia cuando miro a Anastasia. ―¿Cómo está

mi esposo? ¿Cómo está? ―preguntó con urgencia mientras se acercaba a Mario. ―Tranquilícese,

señora Torres ―dijo Mario con tono tranquilizador.―El señor Torres acaba de salir de la sala de

emergencias. Por ahora, parece que su antiguo problema del corazón ha regresado, y ha sido

transferido a la sala de cuidados intensivos para más observación. Justo en ese momento, Noemí noto

que Anastasia estaba ahí y se dio cuenta que debió haber llegado antes de que ellas. Una mirada

incrédula apareció en sus ojos mientras preguntaba:―¿Cómo llegaste aquí antes que nosotros? ―La

señorita Torres estaba en la compañía cuando el presidente Torres colapsó. Vino conmigo al hospital

―explicó Mario. Noemí se burló con frialdad.―Mirando la compañía de tu padre, ¿verdad? ¿Qué,

estás aquí para acelerar el proceso de transferencia? Ese debe ser el caso, o no hubieras llegado

antes que nosotras al hospital. A su lado, Érica dijo:―Papá no ha dicho nada sobre dejarte la

compañía, así que, ¿Por qué aun los estás molestándolo?―Se quejó. Al escuchar esto, Mario se

sorprendió. Nunca pensó que estaba pasando tanto en la familia Torres. Anastasia no podía importarle

el dúo de madre e hija, no mientras estaba ocupada con sus propios pensamientos. Incluso si Franco

despertara, no cambiaría el hecho de que la compañía iba a ser adquirida. «¿El proceso de

adquisición empeorara su condición? ¿Sera capaza de superar esto y entregar la compañía a la otra

parte?». Si no pudiera detener la adquisición, Anastasia se podía ver forzada en pedirle ayuda a Elías.

«No, no debo. Nunca en esta vida». Justo había trazado una línea entre ellos y le dijo que no la

cruzara. Como eran las cosas, no se atrevía a tragarse su orgullo y pedirle otro favor. Después de un

tiempo, Franco despertó y fue transferido a una habitación normal. Sin decir otra palabra, Noemí se

apresuró hacia a lado de su cama y comenzó a llorar de manera dramática, y también lo estaba

reganando. Esto lo molestaba hasta el extremo. ―Suficiente ―dijo.―Aun estoy vivo, ¿no? ¿Por qué

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estás llorando? ―Papá, ¡no puedes enfermarte, así como así! ¿Qué haremos mama y yo si algo te

pasa? ¿Cómo viviremos?―Érica se lamentó como si lo estuviera culpando por de pronto haber tenido

un ataque al corazón. Anastasia no quería nada más que echar al par de locas llorones fuera de la

habitación. Las miro y puso una silla a lado de la cama de su padre y preguntó:―Papá, ¿Cómo te

sientes? ¿Te duele en algún lado? Cuando Franco escuchó sus palabras de preocupación, su corazón

se sintió cálido y contestó asegurándole:―Estoy bien. No hay nada de qué preocuparse. Mario, por

otro lado, no podía contener su curiosidad y ansiedad a raya, se animó y preguntó:―Presidente

Torres, ¿es cierto que la compañía está siendo adquirida? ―¿Qué? ¿La compañía está siendo

adquirida? ―gritó Noemí, e incluso Érica salto por la sorpresa. Anastasia lo consoló, ya que su padre

estaba pasando por momentos difíciles aceptando esto.―Tómalo con calma, papá. Nada de esto

importara ahora más que tu salud. De inmediato, el pecho de Franco subió y bajo rápidamente como si

la mención de la adquisición fuera como una roca aplastando el aire de sus pulmones. En una voz

fatigada, dijo entre dientes:―Yo construí esta compañía desde cero, y he puesto en ella los mejores

años de mi vida. ¡No permitiré que alguien me la quite, y tampoco dejare que eso bastardos la

compren!