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¿Tuvimos un hijo

Chapter 377
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Capítulo 377

— Bien, no volveré a decir nada. Por cierto, Helen, en donde has estado últimamente?

-Sucedió algo, así que me fui de vacaciones al extranjero. Con respecto a Elias, recuerda que, si

vuelve a preguntar algo, no debes decirle más de lo necesario, además, haz todo lo posible para

alejarlo de Anastasia, porque si de repente se convierta en la señora de Palomares, nos veremos en

grandes aprietos,

-ilo estoy intentando! Pero esa mujer siempre está coqueteando con él, lo seduce todos los dias con

las mejores tácticas que conoce, estoy indefensa aquí sola I Regresa pronto, Helen! Si estamos

juntas, será más fácil ir contra ella.

–Regresaré dentro de 3 meses, así que hasta entonces, trata de alentar sus planes. Y si Elias te visita

de nuevo, no seas tonta y empieces a hablar de esa noche, recuerda que no debes decir ni una sola

palabra –advirtió Helen.

Poco a poco, Erica comenzaba a temer las consecuencias y dijo:

-De acuerdo, prometo que, si hay una próxima vez, no diré ni una sola palabra al respecto.

Luego de finalizar la llamada con Erica, Helen se recostó sobre su cama con una mirada alegre,

porque afortunadamente, era capaz de predecir cuál sería el siguiente paso de Elias, y ya había

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sobornado a alguien del Club Abismal para que quemara toda la sala de servidores. Por mucho poder

que Elias pudiera tener, no podia recuperar toda la información que se perdió, después de todo, ahi

estaba lo único que había al respecto, además, cinco años era mucho tiempo, nadie podria recordar lo

que sucedio durante aquel tiempo; aun así, Helen permanecía con los pelos de punta y no podia evitar

preguntarse si el guardia de seguridad al que había sobornado ya habría renunciado.

Mientras tanto, Ray salió del club y se dirigió a la casa de ese hombre. Cuando llegó, se encontró con

un lugar en casi en ruinas que se veía especialmente tenebroso bajo la oscuridad de la noche. Ray

queria investigar si el guardia en verdad vivía en ese lugar, así que decidió esperar ahí hasta la

mañana siguiente; normalmente las personas de su edad solían ir a comer en la mañana o a comprar

alimentos,

Ray estaba a punto de tomar una siesta cuando, de repente, una moto pasó a un lado de él y cuando

abrió los ojos, se encontró con un rostro conocido: era el guardia de seguridad que había estado

buscando, Sergio Zamudio. Eran las dos de la madrugada y el hombre parecía haber bebido

demasiado, ya que su andar era inestable. Las principales investigaciones indicaron que ni siquiera

había cámaras de seguridad por esa zona, por eso, cuando abrió la puerta de su auto llamo al

hombre:

-Hola, Sergio Zamudio.

-iQuién es usted?!

– iSoy Patricio, vengo del Club Abismal! La empresa te envía algunos regalos, así que deberías venir

por los tuyos, están en mi auto.

Dado que Sergio era un hombre codicioso, no dudo en acercarse al auto para descubrir de qué

regalos se trataba. Pero al instante, Ray lo empujó adentro y con un objeto punzante y afilado, lo

sujetó de la cintura.

– ¿Por qué quemaste la sala de servidores del Club Abismal, Sergio? ¿Quien te ordenó que lo

hicieras?

Como Sergio estaba ebrio, penso que se trataba de un cuchillo y de inmediato se congeló en el acto.

-iQuién eres?!

– Responde a mi pregunta, ¿quemaste la sala a propósito?

El hombre sintió como el objeto punzante se acercaba más a su cintura, así que de inmediato dijo la

verdad:

– ¡Por favor, perdóneme! iNo lo hice porque queria, alguien me ofreció cien mil para que lo hiciera!

Ray jamás imaginó que recibiría una respuesta tan rápido, entonces preguntó:

-¿Quién te sobornó?

-Una mujer, estaba usando un cubre bocas y gafas de sol, lo único que sé es eso, que era una mujer y

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se miraba joven. Sin embargo, ya me gasté todo el dinero y no podría darles nada, aunque me lleven a

la estación de policías. –Sergio pensaba que Ray venia de parte del club para pedirle una

compensación por los daños.

Entonces, el hombre lo soltó de repente, abrió la puerta y le dijo:

-Sal del auto, no vine aquí para darte problemas. —Dicho eso, sacó de su auto un fajo de billetes y

agregó-. Dime, ¿cómo te encontró esa mujer?

Al ver que había algo de dinero de por medio, Sergio estiró la mano para tomarlo, pero de pronto, Ray

hizo un gesto para que se apartara.

– Responde primero.

-Recibí una llamada de una mujer, me preguntó en dónde almacenábamos todas las grabaciones de

las cámaras de seguridad del club, así que le dije la información que necesitaba, luego de eso me

preguntó si estaba dispuesto a hacer algo por dinero. —El hombre hizo una pequeña pausa, pero

luego continuó hablando con algo de culpabilidad: como necesitaba el dinero, acepté, una vez hecho

todo, la mujer vino a verme y me dio lo que había prometido, también tomó mi teléfono y borró su

número de él.

Ray frunció el ceño y penso:

«¿Esa mujer ordenó quemar la sala de servidores por qué tuvo algo que ver con el asalto de

Anastasia? ¿O lo hizo otra persona y simplemente quería ayudar a borrar las evidencias?».